La risa y el humor son fenómenos universales que atraviesan todas las culturas y épocas, constituyendo una parte inherente de la experiencia humana.
Para el psicoanálisis, la risa no es un simple acto reflejo, sino una ventana fascinante a los intrincados mecanismos de la mente inconsciente, revelando verdades ocultas, deseos reprimidos o tensiones subyacentes que de otro modo permanecerían inaccesibles.
Una de las características más marcadas del inicio de este siglo XXI es la hiper-conectividad. Internet, las redes sociales y la IA hacen que parezca casi del orden de lo imposible la experiencia de “estar solo”.
Sin embargo, a pesar de facilitar la conexión, una sensación de soledad se impone. La comparación con vidas «perfectas» mostradas online puede potenciar sentimientos de aislamiento e insuficiencia.
Estas “interacciones virtuales” suelen ser superficiales y no reemplazan la conexión humana real.
Una “conexión en exceso” de características poco sanas, puede llevar al agotamiento emocional, atrapando a las personas en un profundo vacío existencial.
No siempre es fácil significar el pasado, y “saber qué hacer” con esos recuerdos de carga emocional elevada.
Desde la perspectiva psicoanalítica, el pasado no es un archivo de apagados de recuerdos, sino una fuerza viva y actuante que influye de manera continua en las emociones, pensamientos, comportamientos y relaciones en el presente.
En esta frase se vislumbra una “ilusión de grandeza y omnipotencia”, que atraviesa la historia de ese hermoso país del sur del hemisferio.
En esas remotas tierras latino-americanas, existe una cultura muy particular que se desarrolla en un país, cuyo nombre deriva del latim “argentum”, que significa “Plata”.
A su vez, su bandera refleja los colores del cielo, las nubes y el mar. Símbolos de majestuosos e “infinitos horizontes”, grandeza y poder resuenan así en sus orígenes.
Nada de pequeñas cuestiones, desde el principio un arrojo a mandatos de crecimiento superlativo.
¿Esa niña patria nacida un 9 de julio, podrá con tan pesados designios puestos sobre ella?
El término encrucijada puede definirse como un lugar físico donde se cruzan dos o más caminos o calles, y también como una situación difícil o compleja donde hay que tomar una decisión entre varias opciones.
Una encrucijada vincular es una situación desconcertante, estado de permanecer atrapado en una relación (familiar, pareja, amistad), o en una situación vital como un trabajo, a pesar de ser consciente del sufrimiento que genera. No se trata de una simple indecisión, es una sensación más profunda de estar inmovilizado, incapaz o sin la voluntad aparente de efectuar un cambio. La paradoja central reside en la persistencia del vínculo no a pesar del dolor, sino a veces ligado a él.
El mito de Narciso cuenta la historia de un joven extremadamente hermoso que se enamora de su propia imagen reflejada en un estanque. Su vanidad y orgullo lo llevaron a rechazar a todos los que se enamoraban de él, incluyendo a la ninfa Eco. Como castigo por su egocentrismo, la diosa Némesis hizo que Narciso se enamorara de su reflejo, lo que lo condenó a una vida de sufrimiento y, finalmente, a la muerte.
Desde tiempos inmemoriales, la humanidad ha sentido una profunda fascinación por el enigmático mundo de los sueños. Civilizaciones antiguas como los egipcios (S XX AC) y los babilónicos (S XVIII AC), creían que eran mensajes divinos y presagios futuros. Los antiguos griegos, suponían que eran portales hacia otras realidades, para comunicarse con los dioses o los muertos.
En las culturas pre-colombinas, los Mayas (S XV y XVI) suponían que a partir de los sueños se podía predecir el futuro. Los Aztecas (S XIV y XV) tenían la convicción que contenían información importante, siendo interpretados por sacerdotes especializados. Los Incas (SXV y XVI) los consideraban formas de comunicación con el mundo espiritual, como los Dioses (Viracocha el creador, o Inti el Dios Sol), y con los Ancestros (espíritus antepasados), siendo interpretados como presagios y mensajes directos.
Esta visión precientífica proyectaba en el mundo exterior realidades que pertenecían a la vida anímica interna.
En ocasiones, el mundo exterior no enfrenta a problemas en tiempo presente. Pero en la mente se dibujan sin quererlo, costos extras que no condicen en gravedad con las situaciones vividas.
Sensación de no control, fantasmas que se sienten reales y cobran entidad:
«A veces una cosa chiquita la hago grande y sufro un montón».