“¿Qué busco cuando busco?”

Es propio del ser humano encontrarse en “busca de”.

El sujeto como tal, está sujetado a su propio deseo, siendo el motor que lo empuja a seguir.

Conectarse con el propio deseo no es tarea sencilla. Dirigirse hacia rumbos desconocidos, inquieta.

“Es muy difícil, pienso y pienso pero no se qué quiero, no encuentro un camino”.

“¿Estará bien esto que elijo, y si luego me arrepiento?”.

La incertidumbre sobrevuela la mente a modo de infinitos interrogantes, sin respuestas certeras.

Y esa falta de certeza que se siente tan incómoda, es el cosquilleo que permite moverse para generar un cambio hacia el crecimiento.

¿Por qué cambiar esto, si me siento cómodo?”

Aparece así una trampa conocida, disfrazada de beneficio: la comodidad. Falsa creencia de sentirse muy a gusto en un pequeño mundo. Costosa tentación, que encierra entre paredes muy estrechas, pariente cercana del goce.

El psiquismo suele preferir conservar padeceres conocidos, al desafío que genera un cambio hacia un rumbo más saludable, siendo el temor una excusa frecuente.

Tengo miedo”

El miedo es una respuesta emocional ante un estimulo presente. Se diferencia de esas cadenas de pensamientos de gran velocidad, que se disparan hacia potenciales y peligrosos escenarios futuros imaginados. Ansiedad, paradójica sensación de vertiginosidad que estanca y atrapa, dejando al sujeto paralizado en el “mismo pensar”.

Habilitarse a abrir una pregunta interna, un tiempo de espera psíquico, freno que constituye el inicio de un nuevo camino.

“¿Buscando la felicidad?”

La felicidad como un estado ideal no existe, se vuelve inalcanzable, frustrando y llevando a un vacío e inconformismo constante: “nunca nada alcanza”.

Lo posible es poner el esfuerzo al servicio de la búsqueda del propio deseo, conectando con el mundo interior, sintiéndose así momentos de felicidad.

Mirarse y aceptarse, conociendo los propios límites (“hasta aquí puedo”) y las propias potencialidades (“todavía no descubro hasta dónde podré llegar”).

Momentos de creer, soñar y crecer, de sentir-se feliz.

Texto: Lic. Germán Rothstein.

Imágenes: Pixabay.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.