En los tiempos de antaño, los vínculos solían sostenerse en algunos casos por mandatos socio culturales, a pesar de ir muchas veces en contra del deseo de las personas.
Actualmente y tomando como referencia al autor Zygmunt Bauman: ”se vive en una sociedad líquida, siendo la mayor preocupación cómo prevenir que las cosas queden fijas, que sean tan sólidas que no se puedan cambiar. ¿Qué significa ser flexible? No estar comprometido con nada para siempre. Sino estar listos para cambiar la sintonía, la mente en cualquier momento que sea requerido. Esto crea una situación líquida, a modo de un vaso en el que el más ligero empujón cambia la forma del agua. Esto está por todas partes… por ejemplo en las relaciones de bolsillo: se las puede sacar en caso de necesidad, y se las guarda cuando ya no se las necesita, evitando todo compromiso a largo plazo. Se está desesperado por relacionarse, al sentirse descartable, pero a su vez se desconfía de relacionarse para siempre, ya que esto puede sentirse una carga. Hay una diferencia entre el deseo en un vínculo, que necesita tiempo para crecer y construirse; y el tener ganas instantáneo a modo de la política de mercado. Por lo tanto, puede pensarse que hoy en día el amor se ha mercantilizado, siendo un producto más de la cultura del consumo. Por lo tanto, estar en una relación es algo que se busca para mitigar la inseguridad de la soledad, pero una vez que se logra la relación, las personas se sienten más inseguras por la incertidumbre propia del vínculo”.
Por otra parte, considerando lo antedicho y en relación los pacientes que llegan al consultorio psicológico, se suele escuchar como queja “el vacío” que les genera el “estar solos”; y cuando logran construir un vínculo y “estar en pareja”, aparecen algunas quejas y preguntas:
“Después de todo lo que me costó tener pareja, ¿y si ahora me deja? ¿Si se va con otro u otra?”
“Antes me sentía mal solo/a, pero hoy en día tengo soportar el peso del otro, el peso de tener un vínculo”.
De esta manera, se encuentran en una encrucijada:
¿Qué hacer con el sentimiento de vacío de estar solo/a en una sociedad tomada por el mercado?
Este vacío no solo hace referencia a la falta de vínculos, sino que es un vacío que se siente a nivel interno y se manifiesta en diversos síntomas. Por ejemplo, adolescentes que cortan su cuerpo por no soportar la angustia del vacío de no tener un lugar en el otro.
Estas son algunas de las patologías actuales, producto de una vida y una sociedad líquida.
Es necesario ante estas problemáticas, consultar a un psicólogo, iniciar un tratamiento que permita la apertura de preguntas, así como reflexiones y conexiones a nivel interno, para que el sujeto pueda pensarse a sí mismo, y comenzar a elaborar sus conflictos.
Texto: Lic Germán Rothstein.
Contribución Gráfica Caricatura: Max Feito ( Chile)
Este escrito “Encrucijadas vinculares” ha surgido de la des grabación de una entrevista radial, en programa “Arte sin Aduanas”. Pregunta realizada: ¿Qué falencias existen en las relaciones actuales. Cómo vencer el vacío que provoca una vida de consumismo y alienación constantes?
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