
- «No puedo tener sexo, no me animo… no me gusta mi cuerpo, soy un desastre. Imagínate, si mi cuerpo me parece horrible… cómo le va a gustar a otro?».
- «¿Por qué a veces durante el acto sexual no siento nada?, es como automático… y luego no queda nada, solo sensación de vacío».
Estas preguntas y algunas variantes, se escuchan con frecuencia en el consultorio.
El “tener sexo” suele encontrarse cargado de ilusiones y fantasías en algunos casos, así como de diversos temores, presiones y prejuicios en otros. Al momento de transformarse en acto sexual, se distancia de lo anticipado, ya sea por las propias “cargas emocionales” (peso extra que impide la conexión con otro, y con uno mismo), o por no acercarse a lo imaginado previamente.
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