
En el desarrollo de la profesión, suelen preguntar:
¿Cómo hacen para escuchar tantas personas con problemas?”.
El psicólogo escucha diferente, abre preguntas sumergiéndose en la historia de cada paciente, invitando a mirarse desde otro lugar, habilitando la conexión con el deseo.
El discurso abre una puerta al mundo interior, sonando entre palabras un torbellino de dolores, confusiones, dudas, emociones y pasiones.
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