
Históricamente, el período de enamoramiento en el inicio de una relación, es maravilloso. En la actualidad, además se fomenta una gran ilusión desde la virtualidad y sus fascinantes imágenes filtradas.
Cuando se comienza a conocer a alguien, la ilusión hace que se escriban novelas en la mente, en las que una y otra vez esa persona es el personaje principal: príncipe azul de los sueños.
El amor a primera vista es la idealización o proyección de deseos y expectativas inconscientes en otra persona.
La idealización es la tendencia a atribuir cualidades perfectas a alguien que apenas se conoce, creando una imagen idealizada, no correspondiente con la realidad. Proyección en el otro de facultades que busca completar el sujeto en sí mismo, fantaseando completud.
Se involucran aspectos biológicos, psicológicos y sociales, además de las experiencias personales.
“No todo brilla”
Para la mirada de quien ama, al principio todo es reluciente. Pero el ser humano tiene brillos y opacidades.
¿Qué sucede cuando aparece lo opaco en el otro?
Inevitablemente, esa ilusión se fisura y resquebraja. Un príncipe azul que se destiñe, un ideal que cae y entra dentro de lo posible: “humano, demasiado humano “(al decir de Friedrich Nietzsche).
Aparecen las diferencias y los malentendidos, componentes necesarios en la construcción cotidiana de un vínculo.
El conocerse y dialogar en el día a día, es un proceso de mutuo intercambio y crecimiento.
La vida está hecha de encuentros y despedidas, sufrimientos y esperanzas se debaten entre emociones sentidas.
Texto: Lic Germán Rothstein.
Imagen: Meta IA.