Es propio del ser humano encontrarse en “busca de…”.
El sujeto, como tal está sujetado a su propio deseo, y este deseo es el motor que lo empuja a seguir buscando.
Pero conectarse con el propio deseo no es tarea sencilla, porque muchas búsquedas se dirigen hacia rumbos desconocidos, con preguntas repetidas:
«No sé qué quiero».
«Quiero intentarlo, pero no sé cuál es el camino».
¿Estará bien esto que elijo, y si luego me arrepiento?
La incertidumbre sobrevuela la mente a modo de infinitos interrogantes, sin respuestas certeras.
Y esa falta de certeza que se siente tan incómoda, es el cosquilleo que permite moverse para generar un cambio hacia el crecimiento.
Se suele escuchar en el discurso:
“¿Por qué cambiar esto, si me siento cómodo?”
Aparece así una trampa conocida, disfrazada de beneficio: la comodidad.
Esa comodidad que te encierra entre paredes muy estrechas… te atrapa sin piedad.
Falsa creencia de sentirte muy a gusto en tu pequeño mundo. Pero es un mundo que te frena y te genera costo interno. La comodidad puede pensarse como pariente muy cercana del goce.
Y de pronto, se interpone en el camino de estas búsquedas incesantes, con los obstáculos antedichos, algo del orden de lo inesperado: pandemia covid-19.
De esta manera, buscadores de todo el planeta se convierten en sobrevivientes.
“Sobrevivientes 2020”
Llegando a fin del año 2021, aún puede escucharse en pacientes de distintas edades, las consecuencias de lo vivido durante la pandemia covid-19 en el año 2020.
Variadas manifestaciones de síntomas agudizados.
Algunos recuerdos de aquello vivido en el 2020:
- Un virus nuevo azota a la humanidad, de origen desconocido, con consecuencias impredecibles.
- Medios de comunicación, además de informar, siembran el terror.
- Gobiernos de distintos países, aprovechan la pandemia para ejercer un control excesivo de la población.
- Políticas de encierro exageradas.
Vivencias que generan un arrasamiento psíquico sin precedentes para las generaciones de estos tiempos.
Las consecuencias de la pandemia y el asilamiento pueden ser pensadas a modo de una posguerra, dado el estrés postraumático producido.
Vale aclarar, que según el psicoanálisis, la idea de muerte se encuentra a nivel Inconsciente, tornándose por momentos consciente (ante la muerte de un ser querido cercano, o alguna situación del orden de lo traumático).
Sigmund Freud, se refería a la muerte como un espacio irrepresentable: una realidad que para el hombre es imposible de definir y que, como tal, no tiene «inscripción psíquica».
La idea de muerte, si estuviera constantemente a nivel consciente, sería intolerable para el sujeto.
Detengan un segundo su mente e imaginen, sentir durante un tiempo indeterminado:
- Miedo a morir.
- Incertidumbre.
- Muerte de seres queridos de un día para otro.
- Personas que mueren aisladas y en soledad.
- Prohibición de reuniones sociales y encuentros presenciales con otro.
Parecen situaciones salidas de una película de terror o ciencia ficción apocalíptica, pero fueron del orden de lo real.
Muchos recurrieron a escapar en su fantasía, otros a la virtualidad para poder sobrellevar lo terrible del encierro.
Cada persona habita en múltiples mundos, pero por un momento tomen en cuenta solo dos:
- el mundo exterior
- el mundo interior
¿Cómo retomar el mundo exterior, cuando el mundo interno sufrió el impacto de una especie de posguerra?
Retornar al mundo exterior (que fue significado como peligroso y prohibido) se ha vuelto un desafío de gran dificultad, con costos impensados.
Buscando, ¿la felicidad?
Un sistema de mercado en el que se está inmerso, ha marcado ciertos parámetros como ideales del “deber ser en los siglos XX y XXI”.
- “La felicidad total, a modo de película de Hollywood”. (La mala noticia es que la vida no suele ser un camino color de rosa, con príncipes azules y hadas madrinas).
- “Mientras más exitoso, más feliz serás”. (Gran mentira de asociar la acumulación de dinero y de likes en redes sociales, a la felicidad).
LA FELICIDAD como un estado ideal no existe, se vuelve inalcanzable, frustrando y llevando a un estado de vacío e inconformismo constante (nunca nada alcanza).
Lo que sí existe y es posible, es SENTIR MOMENTOS DE FELICIDAD.
Esos momentos en que cada persona en su mundo interior logra conectarse con su deseo, ¡momentos de sentir, de apasionarse, de vibrar!
Momentos de mirarse y aceptarse, conociendo los propios límites (hasta aquí puedo) y las propias potencialidades (todavía no descubro hasta dónde podré llegar). ¡Momentos de creer, soñar y crecer!
“Invitarte a…”
Permitirte abrir una ventana a la esperanza, considerando que la humanidad ha sobrevivido a cuestiones terribles, sobreponiéndose.
Ten en cuenta que mientras más terrible sea la situación vivida, con más fuerza la pulsión de vida luchará para abrirse camino y hacerse lugar.
Quería invitarte a una celebración.
¡¡A celebrar la vida, tu vida!!
¡A seguir luchando sobrevivientes del 2020!
Texto: Lic. Germán Rothstein.
Imágenes: Pixabay.
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