En la actualidad, muchos sujetos no logran escuchar su deseo y conectarse con sus sentir-es por el ruido que genera en sus mentes el discurso de los otros. Esos otros que generan interferencia los observamos en diferentes planos.
A nivel social, el modelo de sistema del siglo XXI nos envuelve con un gran ruido mediático, intentando “decirnos” qué pensar, cómo sentir, cuáles deben ser las prioridades para “ser exitoso”.
Ruido que se nos filtra a través de diversos medios de comunicación, como las redes sociales, TV, radio; ruido que es reproducido incesantemente a modo de repetición automática y no pensante en el discurso cotidiano de numerosos otros con los que uno frecuenta diariamente.
Modo de pensar las prioridades poco saludable, en que se posterga nuestro ser y sentir:
«Hacer para no sentir, hacer para no pensar en ser (uno mismo).
Haceres del deber social (estudiar, trabajar) que funcionan como excusas para escaparnos del miedo, del dolor, de la tristeza, de la angustia; y también para olvidarnos de darnos un momento de disfrutar, de sentir placer, de permitirnos alegría y pasiones.
Hacer que nos hace «des-apare-ser», desviando nuestra mirada de nosotros mismos, perdiéndonos de vista como sujetos que desean, sienten, viven…”
Sumado a este ruido mediático social, suele aparecer en algunos casos el estruendoso discurso de los otros más cercanos: los familiares.
Esos otros que no solo reproducen el ruido mediático socio-cultural del sistema, sino que además agregan sus ruidos morales, mostrando relucientemente sus prejuicios, intentando decirnos cómo se “debe ser, sentir y pensar”.
Esos otros familiares, que además de sus prejuicios intentan imponer sobre los demás sus pseudo-deseos, creyendo poseer la mágica fórmula acerca de cómo ser exitosos y felices en la vida, arrasando y des-oyendo los deseos de un otro más débil (niños, adolescentes y adultos vulnerables).
En relación a lo antedicho, Crisálida se expresa en un escrito que se titula : “Déjenme”
“Yo sé que tienen las mejores intenciones, buscan las mejores palabras para decirme. Me equivoqué tanto que creo que aprendí lo que tenía que saber acerca de todo lo que me hacía mal, pero hoy no tengo ganas de estar bien. Así que déjenme rendirme, déjenme perderme y si esto no es bueno para mí no quiero saberlo. Dejen que pare de intentarlo, quiero dejar de luchar, ya no quiero sus buenos consejos o las ‘razones’ por las cuales debo estar bien. No saben cómo es de desesperante intentarlo todo el tiempo y que todo siempre sea igual, todo lo mismo repitiéndose en mi vida como una canción de ascensor cuando se vive en un departamento, esa que no toleras cuando llegas cansado del trabajo, de la escuela, de terapia. Mis pies se hunden, se empieza a mostrar en mí. Me observan hasta cuando escribo, no me digan lo que ven. Siento que tengo mala suerte y que no puedo cambiar nada, me frustra la idea de saber que, quizás, así sea toda mi vida”.
Crisálida, refleja así fielmente su sentir desde su escribir. Dejenme…! No es un pedido de ser dejada o abandonada a su suerte, sino un dejenme ser, sentir y crecer!, siendo acompañada y contenida, sin ser invadida.
Ante este ruido directo y poderoso de esos otros en la mente de los pacientes, suele hacerse lugar algún recuerdo de un momento sentido, un recuerdo de conexión con el propio deseo, que logró escapar y abrirse camino frente a tanta molesta interferencia.
Cuando esto sucede, las emociones no piden permiso, fluyen y se expresan con el poder de su espontaneidad sincera, acallando el ruido ajeno, teniendo la fuerza de la conexión con el deseo propio.
Sentir-es impostados caen, sentir-es impuestos se desvanecen, cobrando primacía el propio sentir:
“¿qué se siente sentir que en algún momento sentiste?”
Lic Germán Rothstein
Contribución Plástica: Marisol M. (Chile)
https://marisolm-arte.blogspot.com.ar/
https://marisolm-arte.blogspot.com.ar/
Contribución escrita: Crisálida.
Firmado por: SAFE CREATIVE, S.L.. A fecha: 28-oct-2017 3:29:18 UTC
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Cada uno lo toma del lado que le llegó obviamente, pero yo lo tomo con mi ejemplo de que siempre esperaron algo de lo que jamás pude ser, no porque no lo haya podido lograr, si no porque yo quise tropezar con mis propias piedras y no con la de las personas que me 'aconsejaban' cada uno debe de tener su experiencia, y si nos va mal…esas 'personas' deberían estar ahí NO para decir 'YO TE LO DIJE' si no para extender su mano y sacarnos del fondo, darnos un abrazo y decir "vos podés, un tropezón no es caída" y que sigan estando ahí, al lado nuestro o mirándonos de lejos para no asfixiarnos, pero siempre presentes en el momento donde uno más los necesite
muy buena página
Es imposible evadir los medios de comunicación …lo importante es poder discernir que es lo importante para nuestro sentir,,,así se logra ,quizás ,empezar a pensar que es lo que elegimos y por qué—y así tener la seguridad de afirmar nuestra personalidad….Con respecto a los familiares no creo influyan en el sentir si el sujeto está afianzado en el pensamiento positivo,real y superador…y así responder a cualquier información—-