“El mundo de los sueños”

“Una mirada histórica”

Desde tiempos inmemoriales, la humanidad ha sentido una profunda fascinación por el enigmático mundo de los sueños. Civilizaciones antiguas como los egipcios (S XX AC) y los babilónicos (S XVIII AC), creían que eran mensajes divinos y presagios futuros. Los antiguos griegos, suponían que eran portales hacia otras realidades, para comunicarse con los dioses o los muertos.

En las culturas pre-colombinas, los Mayas (S XV y XVI) suponían que a partir de los sueños se podía predecir el futuro. Los Aztecas (S XIV y XV) tenían la convicción que contenían información importante, siendo interpretados por sacerdotes especializados. Los Incas (SXV y XVI) los consideraban formas de comunicación con el mundo espiritual, como los Dioses (Viracocha el creador, o Inti el Dios Sol), y con los Ancestros (espíritus antepasados), siendo interpretados como presagios y mensajes directos.

Esta visión precientífica proyectaba en el mundo exterior realidades que pertenecían a la vida anímica interna.

Sin embargo, Aristóteles (S IV AC) con su “Tratado sobre los sueños”, constituye uno de los primeros intentos de explicar los sueños desde una perspectiva psicológica. Los considera el resultado de la actividad de la mente mientras se duerme, siguiendo en funcionamiento los sentidos internos y procesándose la información recibida durante el día.

“El Psicoanálisis: Sigmund Freud, una revolución soñada”

Fue a finales del siglo XIX y principios del XX cuando Sigmund Freud, revolucionó el mundo de los sueños, situándolos en el centro del psicoanálisis. En «La Interpretación de los Sueños» (1899-1900) propone una técnica psicológica sistemática para su interpretación. Su postulado fundamental fue: los sueños no son meros desechos psíquicos ni fenómenos fisiológicos aleatorios, sino «productos psíquicos plenos de sentido”, formaciones complejas que emanan de la parte más profunda y desconocida de la mente: el inconsciente.

La interpretación de los sueños constituye así el camino hacia el conocimiento de la vida inconsciente. El inconsciente, en la teoría freudiana, es ese vasto reservorio mental que alberga deseos, pensamientos, recuerdos y conflictos que han sido reprimidos, es decir, expulsados de la conciencia por ser inaceptables, dolorosos o amenazantes. Aunque estos contenidos no son directamente accesibles a la percepción consciente, ejercen una influencia poderosa y constante sobre sentimientos, comportamientos y relaciones. Los sueños, según Freud, ofrecen una ventana privilegiada, aunque distorsionada, a este mundo oculto, permitiendo que lo reprimido encuentre una forma de expresión disfrazada.

Freud distinguía entre dos niveles de contenidos del sueño:

* Contenido Manifiesto: Es el sueño tal como se lo recuerda al despertar. Es la narrativa superficial, las imágenes, las acciones, los personajes y las sensaciones que se experimentan durante el sueño y que se pueden relatar. Freud insistió en que este contenido manifiesto (texto del sueño) suele presentarse de forma confusa, extraña, ilógica, absurda o aparentemente trivial. Es la «fachada» del sueño.

 * Contenido Latente: Es el significado verdadero y oculto del sueño, que subyace al contenido manifiesto. Está compuesto por los deseos inconscientes, los impulsos, los pensamientos, los miedos y los conflictos reprimidos que constituyen la verdadera fuente del sueño. Estos elementos latentes son transformados y disfrazados por el «trabajo del sueño» para poder expresarse en el contenido manifiesto. La tarea de la interpretación psicoanalítica es precisamente desentrañar este contenido latente a partir del análisis del contenido manifiesto y las asociaciones del soñante.

La «esencia del sueño», no reside únicamente en los pensamientos latentes ocultos, sino fundamentalmente en el proceso de transformación (el trabajo del sueño) que convierte lo latente en manifiesto.

“Cumplimiento de Deseos”

La tesis más célebre y quizás más controvertida de Freud sobre los sueños es que todo sueño es un cumplimiento de deseo, siendo el motor fundamental que impulsa la formación del sueño, un deseo inconsciente que busca satisfacción. Estos deseos suelen tener su origen en la infancia y han sido reprimidos por ser considerados inaceptables (por ejemplo, de naturaleza agresiva, egoísta o sexual) por las instancias morales o sociales internalizadas por el individuo. El sueño ofrece una vía para que estos deseos logren una realización alucinatoria y disfrazada. Ejemplos de estos deseos reprimidos pueden ser el deseo infantil de exhibirse desnudo, deseos sexuales dirigidos hacia figuras prohibidas, o el deseo de eliminar a un rival.

Freud concibió el sueño también como el «guardián del dormir». Al permitir una satisfacción alucinatoria y disfrazada de los deseos inconscientes, el sueño evita que estos impulsos reprimidos perturben el descanso y despierten al durmiente. En última instancia, el deseo fundamental que todo sueño cumple es el deseo de seguir durmiendo.

De esta manera, los sueños son considerados una de las formaciones del inconsciente más accesibles y reveladoras, junto con los lapsus linguae (actos fallidos), los chistes y los síntomas neuróticos.

“Sueños Típicos”

Freud denomina así a ciertos sueños con contenidos manifiestos muy similares que aparecen con notable frecuencia en diferentes personas, independientemente de su contexto cultural o personal.

Es crucial, sin embargo, abordar la idea de «sueños típicos» con cautela, sin caer en la tentación de crear «claves de sueños» o diccionarios rígidos que asignen un significado fijo a cada imagen onírica. Si bien se reconocen patrones recurrentes y algunas interpretaciones generales para ciertos temas, la interpretación final y más precisa de cualquier sueño, típico o no, debe basarse en las asociaciones libres personales del soñante, su historia de vida, sus conflictos actuales y el contexto específico en el que aparece el sueño. La interpretación psicoanalítica es siempre individualizada.

Algunos ejemplos de interpretaciones de sueños típicos:

* Caer: Freud solía vincular este sueño con la angustia de «caer», en el sentido de ceder a una tentación erótica. De forma más general, puede simbolizar una pérdida de control en la vida del soñante, miedo al fracaso o una sensación de inseguridad.

* Volar: se relaciona con la sensación placentera de volar con recuerdos infantiles de juegos que implicaban movimiento (ser mecido, saltar). Por tanto, podía representar deseos de potencia sexual o una sensación general de libertad y euforia. Otras interpretaciones lo asocian con la superación de obstáculos, la ambición o el deseo de escapar de limitaciones.

 * Ser Perseguido: es uno de los sueños de angustia más comunes. Generalmente, indica que el soñante está huyendo de algo que le genera temor o conflicto en su vida interna. El perseguidor (sea una persona, animal o figura indefinida) suele representar simbólicamente un aspecto temido de sí mismo (un impulso reprimido, una culpa) o una situación externa que se evita afrontar. Las asociaciones sobre la identidad del perseguidor son clave para la interpretación.

 * Pérdida de Dientes: Freud vinculó primordialmente este sueño con la angustia de castración. Más allá de esta interpretación específica, soñar con la caída de dientes se asocia comúnmente con sentimientos de impotencia, pérdida de poder o vitalidad, vulnerabilidad, ansiedad ante el envejecimiento, dificultades de comunicación o miedo a perder la propia imagen. Los detalles del sueño (si duelen al caer, si son los de arriba o abajo, si se rompen) pueden modular el significado.

 * Exámenes: suelen aparecer en momentos en que la persona se siente evaluada o sometida a prueba en la vida real. Freud sugirió que no se refieren tanto al temor por el examen futuro, sino que reactivan el recuerdo de la angustia experimentada ante exámenes pasados (generalmente escolares) que quedaron asociados a un sentimiento de culpa o temor al castigo por fallar. Reflejan a menudo el miedo al fracaso, la autocrítica excesiva o la sensación de no estar preparado para afrontar un desafío.

 * Desnudez: Freud interpretó típicamente este sueño como la realización de un deseo exhibicionista reprimido, originado en la infancia temprana, cuando mostrarse desnudo no conllevaba la misma carga de vergüenza. La frecuente indiferencia de las otras personas en el sueño reforzaría este vínculo con la experiencia infantil. De forma más general, puede expresar sentimientos de vulnerabilidad, vergüenza, miedo a ser expuesto, juzgado o descubierto en alguna falta.

 * Muerte de Seres Queridos: Freud abordó estos sueños, a menudo angustiantes, con una interpretación que podía resultar chocante. Sostuvo que raramente expresan un deseo real de que la persona muera. En cambio, suelen ser expresiones disfrazadas de deseos hostiles reprimidos o de antiguas rivalidades infantiles (como las relacionadas con el complejo de Edipo, donde el niño desea eliminar al progenitor rival). A veces, pueden representar simplemente un deseo de que esa persona esté ausente o alejada. También pueden simbolizar el fin de una etapa, una transformación en la relación con esa persona o el deseo de liberarse de su influencia.

«Elaboración Onírica: La Fábrica de los Sueños”

Freud denominó «elaboración onírica» o «trabajo del sueño» al conjunto de operaciones psíquicas inconscientes que transforman los pensamientos latentes (el material crudo del inconsciente: deseos, recuerdos, impulsos) en el contenido manifiesto del sueño (la experiencia que recordamos). Este proceso no es una simple traducción, sino una compleja labor de transformación y disfraz. La razón de esta deformación es la acción de la «censura onírica», una instancia psíquica (asociada al preconsciente y al yo) que impide que los deseos inconscientes reprimidos, considerados inaceptables, accedan directamente a la conciencia. El trabajo del sueño, por lo tanto, busca «burlar» a la censura, modificando el material latente hasta hacerlo lo suficientemente irreconocible como para poder manifestarse en el sueño sin provocar la interrupción del dormir.

“Los Cuatro Obreros del Sueño”

Freud describió cuatro mecanismos fundamentales mediante los cuales opera el trabajo del sueño:

 * Condensación: fusión de múltiples elementos latentes (ideas, imágenes, recuerdos, personas) en un único elemento del contenido manifiesto. Una sola imagen, palabra o figura en el sueño puede estar «sobredeterminada», es decir, representar y condensar una gran cantidad de significados latentes. Esto explica la sensación de riqueza y profundidad que a veces tienen los sueños, a pesar de su aparente brevedad o fragmentación al ser recordados. Por ejemplo, un personaje onírico puede combinar rasgos físicos de una persona, el nombre de otra y la actitud de una tercera; o una palabra extraña o neologismo en el sueño puede condensar varias ideas. La condensación se logra por omisión de elementos latentes, por la inclusión solo de fragmentos de complejos latentes, o por la combinación de rasgos comunes a varias ideas.

 * Desplazamiento:  transferir la intensidad psíquica (la importancia emocional o el acento de interés) desde un elemento latente verdaderamente significativo a otro elemento manifiesto aparentemente secundario, trivial o indiferente. Lo que parece central en la narración del sueño puede ser, en realidad, una tapadera para ocultar el verdadero foco del deseo o conflicto latente, mientras que un detalle aparentemente insignificante puede ser la clave para la interpretación. El desplazamiento es, junto con la condensación, un agente principal de la deformación onírica y un instrumento esencial de la censura, ya que desvía la atención del material conflictivo. Un ejemplo sería sentir una emoción intensa (ira, amor) hacia un objeto o persona neutra en el sueño, mientras que la figura realmente importante del conflicto latente aparece desprovista de carga afectiva.

 * Consideración de la Representabilidad (o Figuración): Se refiere a la necesidad de traducir los pensamientos latentes abstractos (ideas, juicios, relaciones lógicas) en imágenes sensoriales concretas, predominantemente visuales, que son el lenguaje principal del sueño. El trabajo del sueño selecciona, entre las distintas asociaciones ligadas a los pensamientos latentes, aquellas que pueden ser representadas de forma plástica o escénica. Las relaciones lógicas (causa-efecto, contradicción, alternativa) son difíciles de representar visualmente y a menudo se traducen por la proximidad espacial o la sucesión temporal de las imágenes oníricas. La simbolización juega un papel crucial en este mecanismo, utilizando imágenes concretas para representar conceptos abstractos o elementos reprimidos. Por ejemplo, la idea abstracta de «poder» podría representarse mediante la imagen de un rey o un objeto grande.

 * Elaboración Secundaria: Este es el cuarto mecanismo descrito por Freud, aunque a veces lo situó en un momento posterior al trabajo del sueño propiamente dicho, más cercano al despertar o incluso durante el relato del sueño. Se trata de un proceso atribuido a una instancia psíquica más cercana a la conciencia (el preconsciente o el yo) que intenta introducir un orden, una coherencia y una apariencia de lógica en el material onírico manifiesto, que de otro modo resultaría caótico y fragmentado. La elaboración secundaria rellena lagunas, establece conexiones causales aparentes, suaviza contradicciones y, en general, da al sueño una fachada de relato comprensible, similar a una fantasía diurna. Al hacerlo, sin embargo, puede añadir una nueva capa de disfraz, alejando aún más el contenido manifiesto del latente original. Los sueños que parecen particularmente absurdos o incoherentes son aquellos en los que la elaboración secundaria ha intervenido poco. Las dudas o cambios al volver a contar un sueño suelen indicar los puntos donde esta elaboración ha sido más activa, tratando de «remendar» el relato.

 “El Método de Interpretación Freudiano: La Asociación Libre”

Para acceder al contenido latente oculto tras la fachada manifiesta del sueño, Freud desarrolló y privilegió un método específico: la asociación libre. Este método surgió como alternativa a técnicas anteriores como la hipnosis o la interpretación simbólica basada en claves fijas.

La lógica detrás de este método es que, aunque las asociaciones puedan parecer aleatorias en la superficie, están secretamente determinadas por la red de pensamientos latentes subyacentes que dieron origen al sueño. Siguiendo la cadena de asociaciones, se espera que emerjan gradualmente los vínculos ocultos, los recuerdos olvidados, los deseos reprimidos y los conflictos inconscientes que constituyen el contenido latente. El psicoanalista escucha atentamente estas asociaciones, buscando patrones recurrentes, conexiones inesperadas, lapsus, silencios y signos de resistencia que puedan indicar la proximidad a material conflictivo.

“Jeroglíficos”

Sigmund Freud comparaba los sueños con jeroglíficos debido a que creía que, están compuestos por símbolos y signos que requieren ser decodificados para revelar su significado subconsciente. Tanto los jeroglíficos como los sueños utilizan símbolos para representar ideas y conceptos. En los jeroglíficos, los símbolos representan palabras o conceptos, mientras que en los sueños, los símbolos representan pensamientos inconscientes y deseos reprimidos.

“Carl Jung: Ampliando el Horizonte Onírico”

Carl Gustav Jung, inicialmente un cercano colaborador de Freud, desarrolló posteriormente su propia escuela de pensamiento, la Psicología Analítica, que presentaba diferencias significativas en la concepción de los sueños.

 * Inconsciente Colectivo y Arquetipos: Más allá del inconsciente personal freudiano (formado por experiencias reprimidas individuales), Jung postuló la existencia del Inconsciente Colectivo, un nivel más profundo y universal de la psique, heredado y compartido por toda la humanidad. Este inconsciente colectivo contiene arquetipos: patrones primordiales de imágenes, símbolos y experiencias humanas universales, como la Sombra (el lado oscuro reprimido), el Anima/Animus (las cualidades femeninas/masculinas internas), el Anciano Sabio, la Gran Madre, el Héroe, etc. Los sueños no solo extraen su material del inconsciente personal, sino también de este vasto reservorio arquetípico, lo que explica la aparición de símbolos y temas míticos universales en los sueños individuales.

 * Función Compensatoria y Prospectiva: Mientras Freud enfatizaba la función del sueño como cumplimiento de deseos reprimidos del pasado, Jung le atribuyó una función compensatoria. Creía que los sueños actúan para equilibrar las actitudes conscientes unilaterales o deficientes, presentando perspectivas o materiales que la conciencia ignora o reprime, con el fin de promover la totalidad psíquica. Además, los sueños podían tener una función prospectiva, no en el sentido de predecir el futuro, sino de anticipar posibles desarrollos futuros de la personalidad, señalar caminos de crecimiento o advertir sobre peligros potenciales en el proceso de individuación (el camino hacia la autorrealización y la integración de la personalidad). Los sueños eran vistos como una fuente de creatividad, sabiduría interna y guía para la vida.

 * Simbolismo: Jung compartía con Freud la idea de que los sueños se expresan en un lenguaje simbólico. Sin embargo, tendía a ver los símbolos oníricos no solo como disfraces de deseos reprimidos (a menudo sexuales, en la visión freudiana), sino como expresiones auténticas de la psique, con significados potencialmente más amplios, personales y arquetípicos. Un símbolo podía tener múltiples capas de significado y apuntar hacia la integración y la trascendencia.

 * Interpretación: El método junguiano de interpretación, aunque también utiliza la asociación libre del soñante, la complementa con la amplificación. Esta técnica consiste en explorar las posibles resonancias culturales y arquetípicas de los símbolos oníricos, comparándolos con motivos similares encontrados en la mitología, el folclore, la religión y el arte de diversas culturas. El objetivo no es tanto «reducir» el sueño a un deseo reprimido, sino comprender su mensaje en el contexto del proceso de individuación del soñante.

“Creatividad y Vida Cotidiana”

Los sueños han sido fuente de inspiración para grandes artistas, tales como Dalí (en su obra “Persistencia de la Memoria”), como Mary Shelley (Frankestein).

Además, en la vida cotidiana, pueden ser de ayuda al momento de resolver problemas, procesar emociones, anticipar situaciones. Dan pistas sobre las preocupaciones actuales, miedos y deseos de un sujeto, contribuyendo a elaborar cuestiones internas no resueltas.

Lic. Germán Rothstein.

Imágenes: Gemini IA

Bibliografía de referencia:

S. Freud. «La Interpretación de los Sueños» (1899-1900)

C. Jung.  «El descubrimiento del alma por parte del hombre» (ensayos 1931 a 1934)

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