“Mi pareja dice que si realmente siento amor, deje de hablar con mis amigos y deje de salir”.

Renuncia amor, pero si renuncias por amor ¿realmente es amor?

En todo vínculo se debe ceder en algo ante la diferencia con otro, pequeñas privaciones esperables que hacen al sostén de una relación. Pero es importante diferenciarlas de aquellos intentos de manipulación en que un otro intenta ejercer el poder.

“Si no haces lo que digo o pido, en realidad no me amas”.

Ante esto, muchas personas vulnerables emocionalmente comienzan a “obedecer” caprichos ajenos ante el miedo de quedarse solas, cediendo en su deseo.

“Amor propio o expropiado”

Es importante hacer un alto, habilitando un tiempo de espera interno para preguntarse:

“¿Qué estoy haciendo, a qué estoy renunciando?”

“¿Vale la pena pagar tanto costo?”.

No hay renuncia más costosa que la del propio deseo, la del propio amor.

Para amar sanamente, primero es necesario la valoración interna, fortaleciendo el amor propio.

Aquella persona que ama realmente a otro, jamás pedirá que deje de ser quien es, dejándose a sí mismo.

La base de un vínculo sano comienza con animarse a amarse.

De esta manera, una invitación a reflexionar: ¿A quién renunciar? ¿A ese otro con sus caprichos o a uno mismo?”

¡Renuncia amor!

Texto: Lic. Germán Rothstein.

Imágenes: Pixabay.