“¿Cómo vas decir eso?  Eso no se dice… eso no se hace.

El mentir está mal. La mentira tiene patas cortas. Mentir es feo”.

Estas son algunas de las expresiones que escuchan los niños a medida que van creciendo, en relación a “la mentira”.

Y no se puede dejar de hacer referencia a esa inolvidable frase que se desprende del cuento Pinocho: “si mentís, te va a crecer la nariz”.

Y justamente, a medida que creces, comienzas a darte cuenta que las mentiras te rodean en los ámbitos cotidianos. Mentiras de distintos tipos y estilos, desde simulaciones e hipocresía a mentiras directas.

Cabe destacar, la resignación popular ante una de las mentiras más peligrosas y naturalizadas:

“Las mentiras del poder”

Esas mentiras a las que se habitúa la gente, como si formaran parte de esas esferas, de su naturaleza. ¿Verdades creídas, son mentiras?

Una “irrealidad construida” a nivel colectivo por ciertos sectores del poder, es reproducida una y otra vez por aquellos medios de comunicación y redes sociales con “validez de mercado”, generando un efecto cascada sobre la población. Millones de personas son salpicadas, y en la constante repetición comienza a gestarse una “verdad creída”, que no deja de ser una mentira validada a nivel político, mediático y social.

Y aquí es dónde te invito a estar alerta ante una letal combinación: una “irrealidad construida” articulada con una “negación de lo vivido y sentido por la población” (que el sistema necesita borrar por constituir una evidencia en su contra), es la base de la génesis de “las verdades creídas” que te rodean.

Cuando una información haga ruido por la constante insistencia de los discursos mediáticos para posicionarla como “LA verdad”, en ese momento abre tu mente a reflexionar:

“Si fuera real, ¿sería necesaria tanta insistencia?

¿O se estará dando lugar al nacimiento de una “irrealidad construida como verdad creída”?.

A nivel individual y vincular, ¿Qué leer en una mentira?

Generalmente, un paciente al relatar una situación en la que fue mentido, hace hincapié en el hecho… quedándose atrapado en la anécdota.

Al interrogarse su relato, se va más allá del suceso, siendo lo más doloroso la pérdida de confianza en la persona que realizó la mentira.

Esa caída dolorosa de quién ya no resulta confiable, conlleva una pregunta repetida:

¿Se puede perdonar a una persona y sus mentiras? ¿Qué sucede cuando alguien te miente?

“Palabras adornadas llegan a tus oídos,

mentiras piadosas les dicen…

falsedades que no dejan de ser dolorosas.

Hipocresías sentidas… humillaciones padecidas.

Ser mentido por alguien querido,

es un dolor profundamente sentido.

Al seguir creyendo en máscaras propias y ajenas,

más – caras sentirás tus penas.

Mentiras vividas… mentiras sentidas,

¿son soportadas o creídas?”.

Te invito a reflexionar:

El aliviar el dolor de una mentira sentida, ¿pasa por el orden del perdón a un otro?

En el sostén de un vínculo atravesado por la mentira, ¿Quién terminará siendo más mentiroso: ese otro que te miente o tú al pagar el doloroso costo de mentirte a ti mismo?

Texto: Lic. Germán Rothstein.

Imágenes: Pixabay.

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