“Crisálida”, es una paciente adolescente de 18 años. Su dolor y su malestar es gigante, costándole encontrar una vía de escape y oxigenación a una realidad rutinaria de sufrimiento, en la que se siente presa (tanto en su trabajo, la escuela y su hogar).
Por las distintas circunstancias de su vida, se vió llevada a tener que trabajar y continuar con su escuela secundaria de manera paralela, sumado a la falta de un lugar, de una casa que sienta un hogar de contención y tranquilidad: “no soy feliz, me siento mal, atrapada, desbordada”.
Como consecuencia de estas situaciones vivenciadas, comienza con una serie de autoagresiones que responden a sus sentir-es de vacío y a sus momentos de desborde. Cortes en el cuerpo, vómitos inducidos, consumo de alcohol.
En el último tiempo, el alcohol comienza a “tomar a la paciente” cuando se encuentra en crisis, viéndose en la necesidad de recurrir repetidamente al “mal trago”, trago amargo e intoxicante de sus petacas: “el otro día me compre una petaca, quería estar contenta un rato”.
Cabe preguntarse “¿será éste su único recurso para lograr un rato de disfrute, engañándose mediante la intoxicación, para oxigenarse de una realidad en la que se siente atrapada?”.
En el transcurso de los encuentros, se trabaja para generar preguntas que permitan fisurar esta realidad que vive como asfixiante, en la que se siente presa y parece no haber felicidad posible.
De esta manera, comienza a tomar poder un recurso que la paciente posee, pero que todavía no logra dimensionar su valor: el trazo poderoso de su escritura. “Que poder tiene la lapicera cuando escribo en mi cuaderno”.
Sus producciones expresan de manera cada vez más gráfica sus sentir-es, sentir-es que al ser leídos en sesión, se reflejan en su tono de voz y en el brillo de su mirada. Comienza a darse cuenta así, que esos momentos de escritura generan cierto disfrute, disfrute que puede pensarse como una posible grieta a su realidad atrapante.
La expresión artística se hace presente en el poder de su trazo, habilitando una nueva posibilidad para ella, la apertura de una ruta de esperanza mediante la escritura, que responda a su deseo y le permita comenzar a re-escribir su propia historia. Un mal trago adolesce, pero un poderoso trazo crece: “escribir en un cuaderno, cosas que tal vez nunca nadie va a leer, me hace sentir mejor”.
Ante esta expresión, aparece como pregunta: ”¿qué te gustaría hacer con tus escritos?”. “Sería muy importante para mí que alguien, algún día, los pueda leer…”
Crisálida, comienza a descubrir que una transformación es posible, que se puede vivir sin sentir el peso de cada día al despertarse. Intenta dejar de ser una oruga escondida y atrapada en el capullo de su historia, descubriendo que su trazo poderoso expresa sus sentir-es, delineando el devenir de sus alas.
A continuación un aporte artístico de Crisálida, que se titula “Lloré”:
«Lloré angustia, lloré dolor y desesperación. Lloré sus vacíos y los míos.
Mi amor lo hice agua y lo expulsé haciéndola salada. Lloré su ausencia y falta de comprensión.
La ira, la bronca tal de querer arrancar mi cara, mi piel.
Volvieron las ganas de ser huesos, porque el cuerpo me pesa y es más fácil cuando la grasa no está. ¿Quién soy? ¿Por qué me lastimo? ¿Por qué no puedo ser normal?
Lo único que me llena es escribir y la lapicera siempre está a un lado.
¿Por qué él no luchó por mí?
Todo lo que quería era alguien que busque estar bien conmigo, quería sentirme necesitada, quería que, al irme, él quisiera que vuelva.
Que piense en mí cuando la noche muere y la imaginación despierta, quería ser querida.
¿Por qué mi mamá no está orgullosa de mí?
Yo escribo para no morirme.”
Este artículo, intenta ser una invitación a mirar dentro de uno mismo y poder registrar esa habilidad artística que tenemos en nuestro mundo interior, y que cada tanto recordamos.
Expresión artística que suele estar abandonada y dejada de lado mientras uno está ocupado haciendo otras cosas, cosas que nos hacen creer son las más importantes: cuestiones del deber hacer y del tener, se privilegian antes que el desear y el sentir.
A pesar de esto, cuando por alguna circunstancia de la vida se siente un sacudón interno y un cosquilleo nos invade, se despierta de su larga siesta esa habilidad artística dormida.
En el mundo interno del sujeto una puja insesante intenta dar lugar a esa “nueva vieja sensación que se re – descubre”, apareciendo así un trazo poderoso que hace marca, marca que abre un nuevo camino de esperanza y deseo.
Camino que en Crisálida permite la ruptura del capullo asfixiante de una vida pálida, habilitando el trazado creciente de sus alas valientes.
Lic Germán Rothstein
Contribución Plástica: Marisol M. (Chile)
https://marisolm-arte.blogspot.com.ar/
Contribución escrita: Crisálida
Firmado por: SAFE CREATIVE, S.L.. A fecha: 07-oct-2017 18:44:05 UTC
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Contribución escrita: Crisálida
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Emocionante articulo !!! De la primera a la ultima palabra, reflejan una humanidad tan genuina… ese caminar juntos descubriendo un tesoro tan poderoso y transformador como el que le fue otorgado a Crisalida para escribir y reflejar a otros la luz que va descubriendo en su proceso. No recuerdo quien dijo que hay un orden invisible en todo lo que ocurre que aunque no tenemos la capacidad de poder conocerlo totalmente , conspira para poder expresar lo mejor de uno mismo, en este caso de Crisalida (que en breve sera' una mariposa multicolor y volara' con su lapicera transformando todo lo que visite), del Licenciado y tambien de Marisol. Estoy emocionado. Les deseo que este camino de crecimiento lo puedan mantener todo lo necesario pues hay un talento con mucho futuro… mantenganme al tanto de cuando salga algun libro o blog o pagina con mas escritos de esta poderosa escritora. Saludos. German
Excelente, que una adolescente que por medio de una lapicera, que hace gritar pedidos de ayuda!!!, y que en la sociedad de hoy son más comunes de lo que uno puede llegar a creer, pero la gente (los padres) prefieren no ver….
"Son cosas de la edad, ya va a pasar esa 'etapa'…"
Gracias a profesionales como el Lic. Rothstein estos adolescente reciben apoyo, se sienten seguros y se permiten ayudar, para poder sobrellevar esa pena, que para los padres es 'algo pasajero' que si no reciben ayuda a tiempo, puede terminar en tragedia.