
Titiritero del mundo interno, esa mirada poderosa del Ojo Certero…
Ojo que domina, sin dejar lugar a un “pero”.
Esa mirada que parece todo lo ve y todo lo puede, te hace sentir una marioneta,
“ojo de Dios” que ahoga tu libertad y deseo, no dejando lugar a tretas.
En el nombre del padre, en el nombre de la madre, en el nombre de Dios…
figuras cargadas de poder, esas representaciones que tu mente internaliza,
durante tu crianza, de a poco y sin prisa.
En tu mundo interno adquiere así gran poder el nombre del deber, “deber ser” tirano que te lleva a padecer… si esa mirada no llegas a satisfacer.
Mirada de poder, mirada de locura… sentir-es de culpa hacen perder la cordura,
mirada exigente y hostil que no da tregua, y se erige en una gran dictadura.
Dictadura que en principio es externa, posee importantes representantes:
Familia, sociedad y religiones, con sus mandatos resonantes…
Deuda externa se transforma en deuda interna, deuda y culpa producto de un juzgamiento que sin piedad enferma.
En medio de una tormenta de culpa, una pregunta ilumina el cielo:
¿qué hace tan poderoso a ese ojo impiadoso?
Simple respuesta, suena con ritmo de orquesta:
Intento de satisfacción imposible del deseo de esos otros socialmente poderosos, búsqueda infructuosa de reconocimiento que una y otra vez se repite en frustración y sufrimiento.
Es momento de entender, que el gran poder está en reconocer el propio deseo!!
Entonces rompe los hilos que te atrapan, deja de ser marioneta de esos titiriteros…
Se libre desplegando tus alas, vuela al ritmo de tus sueños y deseos…
Texto: Lic Germán Rothstein
Contribución Gráfica: Camila Zawadzki (Argentina)