Temáticas abordadas: diferencias entre «ir al psicólogo e ir al psiquiatra». Metáfora del «equilibrista», ante las diferentes situaciones acontecidas en la vida de cada sujeto, en adolescencia y adultez. Diferencia entre tiempo cronológico y tiempo interno. Importancia del espacio de atención psicológica.
Entrevista comienza desde los 14 minutos y 20 segundos, a 20 minutos y 43 segundos.
Temáticas abordadas: Orígenes de Decir-es, importancia de la expresión artística, y algunas cuestiones sobre la adolescencia. Entrevista desde 2 :35 minutos a 10 : 30 minutos.
«No puedo tener sexo, no me animo… no me gusta mi cuerpo, soy un desastre. Imagínate, si mi cuerpo me parece horrible… cómo le va a gustar a otro?».
«¿Por qué a veces durante el acto sexual no siento nada?, es como automático… y luego no queda nada, solo sensación de vacío».
Estas
preguntas y algunas variantes, se escuchan con frecuencia en el consultorio.
El
“tener sexo” suele encontrarse cargado de ilusiones y fantasías en algunos
casos, así como de diversos temores, presiones y prejuicios en otros. Al
momento de transformarse en acto sexual, se distancia de lo anticipado, ya sea
por las propias “cargas emocionales” (peso extra que impide la conexión con
otro, y con uno mismo), o por no acercarse a lo imaginado previamente.
Un individuo desde su nacimiento se ve expuesto a constantes comparaciones, que se agudizan en la niñez y adolescencia. Exigencias de un «ser como», teñido de un falaz y superficial éxito, marcado desde el mercado como un ideal a aspirar para pertenecer.
En esta ecuación, adquiere también gran peso el «tener». Si no puedes adquirir determinado juguete, marca de ropa o celular reluciente, no eres lo suficientemente bueno.
“Señales de S.O.S”
Cuando la calidad del existir se basa y determina desde “el poseer”, la tristeza y el vacío se hacen poderosos. Como consecuencia, aparecen síntomas diversos de aquello que no se puede nombrar, en forma de cortes en el cuerpo, vómitos, ansiedad, depresión, impulsividad, inhibiciones, etc. Sufrimientos diversos, ruidosas señales de S.O.S.
Nadie enseña (ni la escuela, ni los medios de comunicación) que esa desemejanza que desde pequeño hace padecer, da forma a las primeras preguntas de pedidos de ayuda: “¿Por qué no seré igual que? Así como soy nadie me acepta”.
A medida que pasa el tiempo, es esa discrepancia propia y original, la que permitirá crecer.
Desarrollarse internamente es hacer valer lo personal, conectándose con aquello que uno siente. Cuando se logra dicha conexión emocional, «el tener» pasa a ser en algunos casos «un medio para » y en otros un «mero adorno».
“Lo terrible de la diversidad: muy personal”
A la sociedad le asusta un «ser diferente» que rompe lo establecido, siendo motor de un cambio posible. A este sistema impuesto, le da tranquilidad la creencia normativa y general: “es de ganador ser igual a”, borrando desigualdades. Reproducción de un «normal aburrido”, que garantiza un «statu quo» poco sano pero tranquilizador de ciertos centros de poder.
Es valioso escuchar la propia diferencia, transformando ese ruido de la niñez y adolescencia en un llamado para crecer y creer, haciendo marca con estilo y presencia, brillando desde la propia esencia.
Texto: Lic Germán Rothstein
Contribución Gráfica: Matías Thourte (Argentina)
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Culturalmente
estamos habituados a asociar aquello que nos hace sentir un costo, con las
actividades que generan cierto displacer, siendo en muchas ocasiones
actividades estas referidas a responsabilidades no elegidas.
¿Pero qué sucede cuando
nos encontramos con aquello que deseamos?
“Todas íbamos a ser reinas,
y de verídico reinar;
pero ninguna ha sido reina
ni en Arauco ni en Copán…”
Gabriela Mistral: Fragmento de la poesía “Todas íbamos a ser reinas”.
Una
madre se comunica de manera desesperada, pidiendo un turno con urgencia.
En la
entrevista inicial, expresa: “Mi hija fue abusada de sus 7 a 14 años por un
primo de la familia paterna. No me lo dijo porque le daba vergüenza, y tenía
miedo de romper la familia. Yo me entero porque ayer me dejó una carta sobre la
mesa, escrita en computadora, con un discurso impersonal, como sin emociones.
No puedo creerlo, no entiendo cómo no pudo contarme antes, si siempre
hablamos. ¿Cómo ayudo a mi hija?