Este texto intenta ser una viñeta clínica acerca de una paciente de 70 años, que se encuentra bajo tratamiento psiquiátrico hace varios años, por un diagnóstico de anorexia nerviosa. Nunca había concurrido antes al psicólogo.
A diferencia de otros casos de anorexia en que la persona afectada “no come por temor a engordar”, la paciente no puede comer por rechazo a la comida: “Hoy como a la fuerza, el olor a la comida me repele.”